20 de octubre
Martes XXIX
Lc 12, 35-38 para abrirle apenas venga y llame
Ven, Señor, Jesús. Llama a mi puerta en cualquier momento…pero solo si me has mantenido tú, pues yo nada puedo, vigilante, atento a tu venida, en vela. Todo mi ser hecho espera paciente, confiada, eterna….espera que tú, en algún momento de mi vida, tonarás en dicha gozosa. En tus manos.

Que mis manos estén llenas y mi corazón contento.
Señor Jesús, ayúdame a vivir siempre preparada y vigilante a recibirte en tú venida.
Si amarte yo pudiera
tal como tú me amas
No haría falta un noche en vela
ni fuego en las entrañas