6 de octubre
Martes XXVII
Lc 10, 38-42 Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas
Así ando muchas veces, inquieto y nervioso, preocupado excesivamente por los afanes de este mundo, por añadir un pelo más o mis cabellos, por qué comer o cómo vestir, por los dimes y diretes, por cuentas o descuentos, por pasados, presentes y futuros inciertos, agitado, disperso, sin recordar que solo una cosas es necesaria, que la mejor parte ya la he escogido y me la has dado, que mi vida está enraizada en ti, que ya tengo todo en ti, que sólo tú bastas y todo lo demás, vanidad de vanidades, puede venir, o no, por añadidura. Sin que añada nada a mi ser.
Aunque la vida da muchas vueltas, en ellas tenemos altos y bajos, malos momentos, muy buenos también. Con el tiempo he decidido ponerlos todos en Tus Manos de Padre.
Mi gran deseo es tener Paz.