12 de febrero
Miércoles V
Mc 7, 14-23 Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre
Porque no entra en el corazón, donde tú solo y secretamente moras. ¿Por qué temer a lo que viene de fuera? ¿Por qué temer a lo que no es más que viento e ilusión? Si tú estás conmigo, ¿a quién temeré, quién me hará temblar? Tiemblo por lo que sale de dentro de mi corazón, que tú tan bien conoces: por los malos propósitos, codicias, injusticias, fraudes, desenfrenos, envidias, difamación, orgullo, fivolidades. Seres innumerables que no son lo que soy, pues soy en ti ser tuyo. Purifica mis deseos, ablanda mi corazón, infunde en mi amor tu amor.
Siento pena de ver cómo me hago daño, por no tener toda mi confianza puesta en ti Señor.
Me dejo llevar muchas veces por los miedos. Ayúdame a afianzar mi confianza, a recuperar y fortalecer mi fe.
Déjame respirar tu nombre hasta que tu aroma pueble mis pensamientos y no encuentre más entretenimiento que amarte ni más gozo que vivirte