8 de julio
Miércoles XIV
Mt 10, 1-7 ….para curar toda enfermedad y dolencia
Para eso llamas, Señor, y convocas a tus discípulos. Para ser medicina del herido y enfermo, para ser bálsamo sobre cualquier herida, para calmar el dolor de tantos corazones. Soledades, incomprensiones, juicios temerarios, marginaciones, insustancialidad, enfermedad de la mentira, de la falta de belleza, del consumo, de la lejanía del prójimo, del separarse de ti. Que tu Iglesia sea como tú quien cura, con el don de tu misericordia, toda enfermedad.
¡Cuantas enfermedades y cuantas dolencias!. Enfermedades físicas y enfermedades del alma. Y yo quiero curarlas, curar las enfermedades físicas con mi compañía, con mis cuidados… curar las enfermdades del alma con mi sonrisa, con mi tiempo. Esa sería mi felicidad en este día, poder curar, poder llevar a las habitaciones de los hospitales que últimamente visito, el nombre de Jesús que es la verdadera medicina, la palabra de Dios que lo que de verdad cura, eso intento, lucho, rezo y trabajo, y siempre sonriendo aunque a veces, cueste…
Dame fuerzas, Señor, dame ánimos, dame tu mano para darla a los demás.