6 de abril
Miércoles II de Pascua
Jn 3, 16-21 Tanto amó Dios al mundo
Tanto amaste al mundo, Señor nuestro, creador de cielo y tierra, rico en misericordia, que entregaste a tu hijo para que no perezcamos ninguno, sino que tengamos vida eterna. Vida en ti. Vida que nace de la muerte. Vida que brota de tu costado. Vida resucitada. Vida donada. Vida plena. La vida en ti, hecha vida para la salvación del mundo.

Me acojo Señor a tu Amor infinito, a tu Divina Misericordia.
Haz que siempre viva unida a Tí.
¿Qué es más terrible, la luz que engendra verdad o la que amenaza muerte?