“No hay belleza
si ignora el sufrimiento humano.
No puede haber una verdad
que silencie el dolor ajeno.
No puede llamarse bondad
a lo que permite que otros sientan dolor”
Tadeusz Borowski, Nuestro hogar es Auschwitz
Tú, que naces pobre,
asumes el sufrimiento de la humanidad,
desde tu cruz.
Por eso eres bello, varón de dolores.
Tú, que eres la verdad verdadera,
naces para liberarme del egoísmo
escuchando el dolor ajeno,
que clama hasta ti.
Tú que amas
a toda criatura humana,
sin excepción,
eres la bondad de Dios
manifestada
en la carne débil del recién nacido.
La experiencia de la migración acompaña la historia del pueblo de Dios. (…) María y José huyen con el Niño a Egipto. El mismo Cristo, que «vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11), vivió entre nosotros como extranjero. Por eso, la Iglesia siempre ha reconocido en los migrantes una presencia viva del Señor,que en el día del juicio dirá a los que estén a su derecha:
«Fui forastero, y me recibisteis» (Mt 25,35).
León XIV, Dilexi te, n.73
Os deseo a todos una Feliz Navidad
