17 de septiembre
Miércoles XXIV
Lc 7, 31-35 Hemos tocado la flauta y no habéis bailado
Este texto de tu palabra, Señor, siempre me desconcierta. Hazme sencillo como un niño, abierto a la realidad, confiado, sin prejuicios, natural, inmerso en la belleza de tu evangelio, encarnándolo en mi ser, en mi corazón, aunque me cueste comprenderlo con la mente.