Jn 8, 1-11 El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra
Una vez más, Señor, tu cercanía, tu compresión, tu acogida. Una vez más desarmas a los armados de la ley, de la verdad, de la justicia, para llevarlos al terreno de la misericordia. De tu misericordia. Una vez más, Señor, hoy, pones delante de nuestros ojos un espejo, para que mirándote nos veamos…y nos convirtamos a vivir, ya sin reservas, la alegría de tu evangelio.