12 de febrero
Lunes VI
Gn 4, 1-15 La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra
Esto le dice Dios a Caín y nos lo dice también a nosotros. La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra.. La sangre de tanto hambriento que muere de hambre, de tanto sediento que no tiene acceso al agua en nuestro mundo…; de tanto inmigrante que no dejamos entrar, de tanto enfermo que no tiene acceso a una sanidad adecuada, de tanto desplazado que no encuentra un lugar, de tanto sin techo, tanto marginado… cuya sangre no se puede limpiar con todo nuestro bienestar. Y clama al cielo. En la desnudez de su cruz mi hermano clama al cielo…
que la voz del Señor no resuene en mis oídos, reclamándome que la sangre de mis hermanos le grita. Solo pido al Señor que me de la sensibilidad para descubrir la necesidad del hombre, empezando por los míos, es decir, mi familia, mis amigos, mis vecinos, mi patria. Puedo hacer mucho por ellos, ojalá no los mate por no hecer bada por ellos.