18 de marzo
Martes II de cuaresma
Is 1, 10.16-20 Aunque vuestros pecados sean como la púrpura, blanquearán como la nieve
Tú, Señor de mi vida, mi amor, mi amante, pusiste esta certeza en mi corazón, hace tantos años. Cada día, y pesar del peso de mis pecados, rememoro tu misericordia y te doy gracias de corazón. Proclama mi alma la misericordia del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.
Aprisionada y agazapada bajo capas de sufrimiento ¿cómo podré liberarme?
Con el ruido de mis manos y la agilidad de mis pies,
el murmullo de la risa y el calor de la palabra
suspirando vida, esquivando muerte
Habitándote