Tanto

4 de mayo
Miércoles II de pascua

Jn 3, 16-21 Tanto amó Dios al mundo

Aquí está la clave de todo, Señor, tu amor. Sin reservas, hasta dar la vida y vida con abundancia. Esto es lo que celebramos en Pascua, que te entregaste por nosotros, que nos llama a entregarnos también nosotros unidos a ti, para dar vida, y darla especialmente en este tiempo de pascua. Que nos acerquemos a los que están abatidos, atribulados o yacen en sombras de muerte. Que en ti les demos nueva vida.

Transmitir

3 de mayo
Santos Felipe y Santiago, apóstoles

1 Cor 15, 1-8 Lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto:

que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos,

¿Cómo transmito yo esta buena noticia, que sustenta nuestra fe.

Espíritu

2 de mayo
Lunes II de pascua
Hechos 4, 23-31 Los llenó a todos el Espíritu Santo

Desde el día de tu resurrección hasta el domingo de Pentecostés, al final del tiempo de Pascua, estamos celebrando tu vida, Señor, que es fuente de vida para nosotros; tu luz, que nos colma de luz; tu fuerza, que nos saca de nuestras postraciones y nos dispone para ser tus discípulos. Vida, luz, fuerza, los dones de tu espíritu que también anhelamos. ¡Ven Espíritu Santo y llena los corazones de tus fieles con el fuego de tu amor!

Paz

1 de mayo
II domingo de pascua
Juan 20, 19-31 Paz a vosotros

Que todo el ser, Señor, se llene de tu saludo pascual. Que todos los seres recibamos tu paz y entreguemos su paz a los demás. Que el universo entero se colme de la dicha pacífica de saber que la vida ha vencido a la muerte. Que crezca el deseo de paz entre nosotros, el deseo de tu paz, no de la paz que desea el mundo. Seamos instrumentos de tu paz a lo largo de esta Pascua, siempre.

Pascua VI

30 de abril
Sábado octava de Pascua
Marcos 16, 9-15 Jesús resucitado

Apareces y mandas recado de que has resucitado…pero los apóstoles no creen ni a María, ni a los de Emaús.  Apareces y reprochas la incredulidad y la dureza de corazón. Y a los incrédulos y duros de corazón, que ahora te ven, ¿te ven?, les mandas, nos mandas, id al mundo entero y proclamad el evangelio. En mi debilidad me haces fuerte.

Pacua V

29 de abril
Viernes octava de Pascua

Jn 21, 1-14 Es el Señor

Solo te reconoce, Señor, aquél discípulo que tú tanto querías, el que sabía q2ue tú tanto le querías, el que había anidado su vida en el amor entregado, el que había recostado su cabeza en tu costado. Conocerte es saber que me amas. Y dejar que tu presencia reconocida me manifieste, una vez más, tu amor.

Pascua III

27 de abril
Miércoles octava de Pascua

Lc 24, 15-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?

Arde mi corazón con tu palabra, Señor, aún cuando no se que es tu palabra; arde mi corazón con tu presencia a mi lado, aún cuando no soy capaz de comprender que caminas conmigo. Arde mi corazón, Señor, porque entra en el lenguaje del anhelo, que intuye que estás, aunque no lo comprenda. Invisible a los ojos, lo esencial se manifiesta cuando partes el pan, y se me abren los ojos del corazón, en el amor.

Pacua II

26 de abril
Martes octava de Pascua

Jn 20, 11-18 ¡María!

Déjame escuchar cómo me pregunta por qué lloro. Déjame manifestar que te he perdido, que no sé dónde te han puesto, que el sepulcro está vacío. Déjame volverme hacia ti, y no reconocerte. Déjame que me preguntes, ahora tú, por qué lloro, a quién busco? ¿No sabes que te busco a ti, que mi alma tiene sed de ti, que te añoro en el amor? Déjame escuchar en medio de mis llantos mi nombre, pronunciado por tu amor. ¡María! Déjame responderte con un acto de fe: ¡Maestro!

Pascua I

25 de abril
Lunes de la octava de Pascua

Mt 28, 8-15 No tengáis miedo, ida a comunicar…

Sin temor. Dar testimonio de tu resurrección, de tu triunfo sobre la muerte, de tu salvación ofrecida. Comunicar con nuestra vida, con nuestra pobre palabra, enriquecida por tu Palabra, con nuestros gestos, con nuestro ser testigos tuyos, con la fuerza de tu Espíritu, que tu eres un Dios vivo que vivificas, salvador, que nos salvas. Que tú eres Dios. No tener miedo. Id y comunciar a la gente que vives en lo cotidiano, en nuestras galileas.