Exodo V

26 de julio
Martes XVII

Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28 La llamó tienda del encuentro

Encontrarte, Señor, cada día. Como hoy. En la tienda de la vida, donde has puesto tu morada entre nosotros. Encontrarte en Cristo Jesús, en la eucaristía, en tu palabra, en mis hermanos, especialmente en los más necesitados. Encontrarte porque tú me buscas. Encontrarte en lo más íntimo de mi propia intimidad, donde te amo y te veo cara a cara.

Santiago Apóstol

25 de julio
Santiago Apóstol

I Cor 4, 7-15 El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro

Así lo llevó Santiago : tu tesoro de tu llamada, de tu elección, de tu envío a proclamar la buena noticia, en vasijas de barro. El tesoro de tu gracia, sabiduría y prudencia. El tesoro de la esperanza  a la que nos convocas. El tesoro escondido en una frágil vasija de barro, en mi ser, para que se manifieste tu grandeza en mi debilidad.

Petición

24 de julio
Domingo XVII
Reyes 3, 5. 7-12 Pídeme lo que quieras

Te apareces en sueños a salomón, y también en mi sueños te haces presente. Pídeme lo que quieras, te lo concederé. ¿Qué te pide mi inconsciente? ¿Qué te piden mis sueños? ¿Qué deseo que hago en mi? Buenas preguntas para un domingo en tu presencia, real, no soñada. Buenas preguntas para dialogar contigo. Para orar.

Sarmientos

23 de julio
Sábado XVI
Jn 15, 1-8 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos

Permanecer en ti para recibir la vida; permanecer en ti para dar fruto abundante, fruto que siempre dure. Permanecer en ti, Señor. Como el sarmiento permanece en la vid. Dejarme, reposarme, el rostro reclinar sobre el amado, rendirme y dejarte hacer, para ser racimo. En tus manos.

Amor de mi alma

22 de julio
Viernes XVI

Cantar 3, 14 En mi cama, por la noche,…

buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré.
Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad:
-«¿Visteis al amor de mi alma?»
Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.

Sean bienhalladas estas palabras, que manifiestan mis anhelos y deseos de ti.

Exodo IV

21 de julio
Jueves XVI

Ex 19, 1-2.9-11.16-20 El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.

Siempre apareces, Señor. Muchas veces en la cumbre de la montaña. Para ir allí me llamas. Allí te manifiestas, muestras tu palabra y tu rostro. Allí caigo admirado y te adoro. La cumbre de la montaña, en lo alto y en lo bajo, en la cordillera y en medio de las plazas, en la soledad y en la multitud. Allí me llamas. Allí te adoro.

Exodo III

20 de julio
Miércoles XVI

Ex 16, 1-5.9-15 Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto

Descendemos en el abismo de los reproches. Echarte en cara tu actuación. Preferir la muerte ( con una olla repleta de cebollas) a el vagar por la aridez del desierto, con tu diestra amparándonos, con tu presencia guiándonos. Pero no cejas en tu misericordia. A pesar de las murmuraciones harás llover pan del cielo, y las codornices vendrán para saciar nuestra sed de carne. Porque tú, Señor, nunca nos abandonas. Aunque a veces nos sintamos perdidos.

Exodo II

9 de julio
Martes XVI
Ex 15, 8-9.10.12.17 Pero sopló tu aliento

Al soplo de tu nariz se amontonaron las aguas, alcanzaron la salvación. Siempre tu Espíritu, tu aliento, revoloteando sobre la faz de la tierra, regalándonos el ser en ti, el ser tuyos, el ser para tu gloria, el ser pascua y memorial de salvación. Cada vez que soplas tu aliento sobre mí, Señor, revive mi carne reseca y el corazón de piedra comienza, de nuevo, a ser el corazón de carne que tú pones en mí.

Exodo I

18 de julio
Lunes XVI

Ex 14, 5-18 ¿No habla sepulcros en Egipto?, nos has traído a morir en el desierto

El reproche, la falta de confianza, la nostalgia de la esclavitud. Siendo esclavo mantengo la vida, pienso. ¿Pero que es una vida sin alcanzar tu salvación, sin disfrutar la liberación que me ofreces? ¿Qué es una vida entre sepulcros, haciendo adobes de desesperación, cuándo me das la posibilidad de atravesar el mar a pié enjuto y llegar a la Tierra Prometida?

Debilidad

17 de julio
Domingo XVI
Rm 8, 26-27 El espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad

Tu espíritu, Señor. El espíritu de prudencia y sabiduría,  el espíritu de consejo y valentía, el espíritu de ciencia y temor del Señor. Tú conoces mis debilidades, y por ello me vienes a asistir, a fortalecer, a consolidar con la fuerza de tu Espíritu. Pues sin ti nada soy, Señor. En mi debilidad tú me haces fuerte.