Santos inocentes

28 de diciembre
Los santos inocentes

Mt 2, 13-18 Herodes va a buscar al niño para matarlo

La reciente la muerte de más de veinte niños en la matanza de Newtown, Connecticut, actualiza el sacrificio de los santos inocentes. Aparentemente vivimos en una sociedad que se ha vuelto loca, y esa locura se ceba y martiriza a los más pequeños, a los débiles, a los que manifiestan alguna diversidad en su ser físico o intelectual, a los…Tú llegas para salvarnos y aparentemente las tinieblas oscurecen la luz. Pero tu luz está en todos los seres, y despunta el nuevo amanecer. Ya está brotando, ¿no lo notáis?

San Juan evangelista

27 de diciembre
San Juan, apóstol y evangelista

Jn 20, 2-8 El otro discípulo, a quien tanto quería Jesús

Tan querido por ti, Señor. Tan amado. Tan amante. En Juan todos y cada uno de nosotros somos discípulos de tu amor. En la cabeza de Juan recostamos nuestro corazón en tu costado. Con la mirada de Juan nos embebemos en tu rostro, contemplamos tu hermosura y quedamos radiantes. Con Juan escuchamos la palabra que sale de tu boca, y que sacia nuestros anhelos. Con Juan queremos ser testigos de tu resurrección.

San Esteban

26 de diciembre
San Esteban

Hechos 6, 8-10; 7.54-60 Veo el cielo abierto

Esteban ve el cielo abierto al morir como tú, Señor. El cielo que se ha abierto con tu venida. El cielo que ha destilado al justo. El cielo del que, en medio de la noche, ha brotado la sabiduría divina, en un manantial inagotable que nos zambulle hasta la vida eterna. El cielo que ve Esteban abierto es el cielo donde estás, en medio de nosotros, y que estamos llamados a contemplar. Danos ojos de fe, capacidad de entregar nuestra vida por ti y por el evangelio.

Sol de lo alto

24 de diciembre
Lunes IV de adviento

Lc 1, 67-79 Nos visitará el sol que nace de lo alto
El sol que nace de lo alto, que viene a iluminar a los que vivimos en tinieblas y en sombras de muerte, que viene a guiar nuestros pasos por el camino de la Paz. Tú, Señor, sol de justicia. Tú, Señor, luz de luz. Tú, Señor, que desciendes en la noche y alegras los corazones de tus fieles. A ti Señor estoy esperando, expectante por la inmediatez de tu llegada. ¡Ven, Señor Jesús!

Llena

23 de diciembre
IV domingo de adviento

Lc 1, 39-45 Se llenó Isabel del Espíritu Santo

Acercarse a María, portadora de tu gracia y de tu salvación, hace que me contagie de la fuerza de tu espíritu, que salte de gozo en lo más profundo de mi ser, que se alegren mis entrañas. María, dichosa porque ha creído, en este año de la fe, pone tu don en mi mirada. Gracias por su entraña maternal, que aún me acoge. Gracias por abrir su seno vacío a tu plenitud, de la que recibimos gracia tras gracia, en Jesús, Emmanuel, nuestro Salvador.

Magnificat

22 de diciembre
III sábado de adviento

Lc 1, 46-56 Proclama mi alma la grandeza del Señor

Rezar el magníficat contigo, María, virgen llena de luz, virgen que sueñas caminos, virgen que estás a la espera, virgen que sabes que el niño, que derribará a los poderosos de su trono, está muy cerca. Unido a María proclamar tu grandeza, escuchar en su seno los latidos de su corazón, y abrirme a tu carne estremecida.