12 de abril
Miércoles de la octava de pascua
Lc 24, 13-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba?
Corazón en llama. Llama de amor viva. Llama enardecida, llama inflamada, llama que me llama, y que quema, y me consume en el amor más loco de la vida entera. Calentando mi corazón en el rescoldo de tu palabra. Haciendo fuego en mis entrañas con tu presencia desapercibida, tan cierta y real como la vida misma. Arden mi corazón en el camino. Contigo.
Me pregunto si la presencia del mado es desapercibida o despercibida….