19 de septiembre
Viernes XXIV
I Cor 15, 12-20 Y si Cristo no ha resucitado, nuestra fe no tiene sentido
Tú el que has vencido a la muerte; tú el que amaneces cada día para nosotros. Tú el que vences mi propia muerte, pues en la muerte me das la vida. Tú el que sostienes todo, porque todo lo has creado. Tú el que inicias y sostienes nuestra fe. Tú, Señor Resucitado. Verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.
Mi Fe, está totalmente apoyada en Cristo resucitado.
Tengo pleno concincia de vivir para llegar a gozar de Él.
Creo en sus promesas, por eso las hago mías e intento transmitirla.
Mi vida no tiene sentido sin Él.
Con ojos abiertos y manos tendidas
en tierra
ante los resucitados de este mundo
me pregunto
¿Hay algo más ruidoso que el amor?
con rumores de flautas
y susurros de miradas
revoloteos ansiosos
y melodías del alma
Si el amor muriese ¿qué sería de nosotros?