Aliento

24 de noviembre
Sábado XXXIII

Ap 11, 4-12 Un aliento de vida entró en ellos

Soy ser porque tú me alientas, Señor, y me das la vida con tu Espíritu de vida. De mis muertes me sacas con tu aliento. Tu aliento me llama a ser vivo en el don de tu ser para mí. Tu aliento me alienta, me renueva, me reconstituye. ¿A dónde iré dejo de tu aliento? ¿Por qué soy tan torpe para entenderme en ti, y recocer el soplo de tu creación, la brisa de tu amor?

Alimento

23 de noviembre
Viernes XXXIII

Ap 10, 8-11 Cogí el libro y me lo comí

Nutrirme de tu ser, alimentarme con tu palabra, dejar que se haga en mí, que me haga para ti. Abrir mis ojos a la lectura de tu Palabra, mis oídos a la escucha de tu Palabra, acercarme a la puerta en la que me estás ofreciendo las maravillas de tu amor con nosotros, la narración de tu salvación en la historia, que es mi historia de salvación. Calle mi carne ante ti, Señor, y sea mi carne canto de alabanza para tu gloria.


Calle la carne

21 de noviembre
La prestación de la Santísima Virgen

Za 2, 14-17 Calle toda carne ante el Señor

En silencio. En tu silencio. En el silencio. Presentarme ante Ti. Ser presentado. En el silencio que todo lo abarca, que lo renueva todo, que lo transforma todo. En el silencio del universo creado por ti. En el silencio con el que antes de la creación del mundo has dispuesto que sea para ti, que en ti sea, me mueva, exista. En el silencio de tu templo encarnado, para proclamar tu grandeza y alegrar mi Espíritu en el que me alegra. Que calle mi carne y muera yo.

Tibio

20 de noviembre
Martes XXXIII

Ap 3, 1-6.14-22 No eres ni frío ni caliente

Tengo nombre de vivo pero estoy muerto. Creo que estoy en vela pero me va a sorprender el ladrón. No soy frío ni caliente. Soy desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Si me dejo llevar por las acusaciones del apocalipsis encuentro, Señor, reflejado lo que soy sin pretenderlo, sin darme cuenta. Pero encuentro a lo que me llamas: a reanimar lo que queda, a ser vestido por tu gloria, a participar de su victoria sobre el mal. Revísteme de tu belleza y déjame morir en ti.

Dichosa lectura

19 de noviembre
Lunes XXXIII

Ap 1,1-4. 2,1-5ª Dichoso el que lee y dichoso los que escuchan las palabras

Dichoso soy cuando abro los ojos y leo en tu palabra, y en la realidad admiro tu palabra encarnada, tu ser que se manifiesta en lo escondido entre líneas. Dichoso, Señor, cuando escucho tu palabra, y me vacío para acogerla, y me hago seno de tu encarnación. Dichoso cuando escucho tu voz, tu susurro, tu bramido, en la realidad de nuestro mundo que clama hacia ti en medio del apocalipsis de nuestro mundo actual. Dame ojos para verte y oídos para escucharte.

A la puerta

18 de noviembre
XXXIII Domingo

Mc 13, 24-32 El está cerca, a la puerta

Estás a la puerta y llamas. Tú eres la puerta. Todas las puertas están entornadas para que entremos a tu presencia. Tú traspasas nuestras puertas. Toda la realidad es una puerta que me conduce a Ti, Señor del universo. Entrar por tu puerta, porque tú estás cerca, porque tú llamas. Entrar a través de una mirada nueva, iluminada. Entrar por la puerta de la higuera, pues cuando sus ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, sabemos que el estío está cerca.

Orar

17 de noviembre
Sábado XXXII

Lc 18, 1-8 cómo tenían que orar sin desanimarse

Orar sin interrupción, orar constantemente, orar sin desfallecer, orar coni nsistencia.. Orar sabiendo que no oro yo sino tú oras; orar sin esperar nada a cambio. Ni sentimientos, ni afectos, ni deseos, ni logros. Orar por amor, con amor, en el amor. Orar con fidelidad. Orar con todo el ser aburrido, distraído, enajenado…pero con ganas de darme cuenta qué tú estás, que tú eres y me pones en oración, vacío de todo para ti. Hazme en ti oración, Señor.

Perder la vida

16 de noviembre
Viernes XXXII

Lc 17, 26-37 El que pretenda guardar su vida, la perderá

Torpe y duro de corazón para comprender esta verdad, que se hace tan manifiesta cada día. Cuando vacío mi orza de aceite tú la llenas, cuando pongo la fe en ti, y no en mis realizaciones, tú me aumentas la fe y me das la vida verdadera; cuando se me siervo inútil me libero de mí mismo, y al no esperar nada recibo todo; cuando me postro ante ti desaparezco y me recobras en tu amor crucificado; cuando se que no vienes espectacularmente tu Palabra llega cada día y llena la vida de tu luz encarnada.

Espectacular

15 de noviembre
Jueves XXXII

Lc 17, 20-25 El reino de Dios no vendrá espectacularmente

Aquí estás: haciendo de mi tiempo, del ahora mismo, tiempo de salvación. ¿Y aún quiero mayor manifestación? Pon fe en mis ojos para ver; fe en mis oídos para escuchar tu palabra y entenderla; fe en el corazón para, en el silencio de tu amor, saber que estás de la manera más sencilla, más pequeña, más habitual.