Abismo

4 de noviembre
Lunes XXXI

Rm 11, 29-36 ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento el de Dios!

En tu abismo buceo, Señor, en el mar insondable de tu generosidad que constato, de tu sabiduría que intuyo, de tu conocimiento al que solo puedo aspirar cuando me olvido de que aspiro a conocerte. Hacia tu abismo me lanzo, con temor, pues me da miedo caer en el vacío. Y sin embargo en el vacío me espera tu red salvadora. En ti confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder eres tú, Señor, tú eres mi salvación.

11.04

Rocío mañanero

3 de noviembre
XXXI Domingo

Sab 11, 22-12,2 El mundo entero es ante ti como gota de rocío mañanero

Toda la riqueza, todo el poder, toda la fuerza, toda la injusticia, todo el dolor, todo el sufrimiento, todo lo grande, todo lo que aparentemente es, es la nada y el vacío contenido en una gota de rocío mañanero, su belleza, su frescura, su candor, su naturalidad, su ser sin saber que es en ti gota de rocío mañanero, lágrima de tu bondad, manifestación de tu ser. Por eso, Señor, y por todo día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.

11.03

Amor del Padre

1 de noviembre
Todos los santos

I Jn 3, 1-3 Mirad que amor nos ha tenido el Padre
Mirad que amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, ¡pues lo somos! Ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando él se manifieste seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Esta es la vocación de santidad y plenitud a la que me llamas. Santidad de todo tu pueblo santo. Santidad de la Iglesia. Santidad en tu amor de tantos que han vivido desviviéndose en ti. Gracias.

11.01

Amor de Cristo

31 de octubre
Jueves XXX

Rm 8, 31-39 ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?

Este capítulo octavo de la carta a los romanos es para rumiar en silencio, para dejar que vaya calando en el corazón, para que en el misterio se realice en mi, con fe, lo que leo en tu Palabra. Poner la confianza en ti, el centro del ser en ti. Abrirme a ti para desaparecer en ti. ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?¿la aflicción?¿La angustia?¿la persecución?¿el hambre?¿la desnudez?¿el peligro?¿la espada? En todo vencemos fácilmente por aquél que nos ha amado. Por ti y en ti, Señor del amor.

10.31

Nuestra debilidad

30 de octubre
Miércoles XXX

Rm 8, 26-30 El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad.

Esta certeza, que experimento cada vez que respiro, cada instante de mi vida consciente en ti, me deja libre como el susurro del viento en el desierto. Tu Espíritu intercede por mi con gemidos inefables. Tú escudriñas mi corazón y pones mis deseos ante la luz de tu mirada. Tu me haces comprender sin comprender que a los que te amamos todo nos sirve para el bien. Gracias, Señor.

10.30

Contemplar la gloria

29 de octubre
Martes XXX

Rm 8, 18-25 Los sufrimientos no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá

Allí enjugarás las lágrimas de nuestros ojos, porque al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas, por Cristo Señor nuestro, porque concedes al mundo todos los bienes. Me brota esta oración de la misa, cuando recordamos a un difunto. Vida y muerte son un asunto serio. Todo pasa deprisa.
Contemplaré tu gloria y quedaré radiante.

10.29

Morada de Dios

28 de octubre
San Simón y San Judas

Ef 2, 19-22 Para ser morada de Dios

Edificada sobre el cimiento de los apóstoles, teniéndote a ti como piedra angular, el edificio queda ensamblado y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Así es. Por tu gracia. También me llamas, nos llamas, para que nos vayamos integrando en la construcción, para que vayamos poniendo nuestra vida como piedra viva. Así seremos morada tuya, nos manifestaremos como templos de tu Espíritu Santo.

10.28

Gritos del pobre

27 de octubre
Domingo XXX

Ecl 35, 12-14.16-18 Los gritos del pobre atraviesan las nubes

Los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan. Llegan hasta ti, Señor, los clamores y dolores de la humanidad, en la pasión inmensa que padece, en el dolor, en la desesperación, en la falta de dignidad como ser humano sometido a toda clase de vejaciones y de sufrimientos. Formamos parte de un mundo egoísta, de una sociedad siniestra, que mantenemos con nuestra indiferencia. La indiferencia nos hace cómplices. Que sus gritos no solo lleguen hasta ti sino que rompan nuestros tímpanos y nuestro corazón de piedra.

10.27

Gracia VII

26 de octubre
Sábado XXIX

Rm 8, 1-11 El Espíritu de Dios habita en vosotros

Esta es la verdad. Desde el seno de María, habitada por tu Espíritu, habitas en la humanidad, en la propia carne. Habitas en mí, Señor, y me unes a tu vida en mi debilidad, en mi cuerpo de muerte. Prendes fuego en mi interior, me das mucho, me exiges mucho; tu gracia se derrocha en mi, me llenas de tus riquezas. Despréndeme de ellas. Déjame creciendo en ti, en el silencio y la soledad de la oración.

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