29 de abril
Santa Catalina de Siena
1 Jn 1, 5-2-2 Dios es luz sin tiniebla alguna
Llevamos ya seis semanas de pascua, y el tiempo sigue corriendo raudo y veloz. Parece que los aromas de la mañana de pascua se han desvanecido…¿Mantengo la luz que me regalaste y que alumbro la noche, haciéndola más clara que el día? ¿He dejado durante este tiempo que tu luz iluminara algo más mi vida? Cristo, luz que te ofreces en esta pascua y cada día. Jesús, luz de mi vida, no dejes que las tinieblas me hablen, hazme caminar en la luz de tu verdad.
Una cerilla, una vela, ¡una linterna! ¡Qué maravilla tener luz que me ayuda a mirar
Pero ESTAR en la Luz me ayuda a ver; y a seguir viendo.
En la vigilia pascual encendimos una vela con la luz del Cirio Pascual, la luz de Jesús Resucitado. Esa vela me la llevé a casa, está en un mueble, pero la luz sigue viva en mí, en mi vida, en mis ratos de oración.
La luz que encendí esa noche, la luz del Resucitado la mantengo siempre encendida, es la que me ayuda en el camino, la que me hace no tropezar, la que me da fuerza para seguir, la que me alumbra en los momentos de oscuridad interior, de miedo…
Hago mía la frase de Juanjo: «Estar en la luz me ayuda a ver».