21 de enero
Martes II
I Sm 16, 1-13 El señor ve el corazón
Tú no te fijas en las apariencias, en lo superficial, en lo externo, en lo que cuenta a los ojos del mundo, sino que miras y amas lo profundo, el corazón, y sondeas las entrañas. Tú pones en mi lo esencial, y lo esencial es lo interior, y lo interior no es percibido, y sin embargo lo esencial está transformando nuestro mundo por la fuerza de tu amor, de una manera callada, silenciosa, que pasa desapercibida. Con lo que no cuentas confundes a los que cuentan. En lo que no es manifiestas tu ser, y me llevas a plenitud.
Nadie puede engañar al Señor.
Él no necesita nuestras apariencias, sabe ver nuestro interior.
Ante Él quiero ser transparente, con todos mis defectos y virtudes.
Le pido que siempre habite en mí.
Dame un corazón dócil capaz de seguir tus huellas en la noche