26 de julio
San Joaquín y Santa Ana
Ecliástico 44, 1.10-15 Hagamos el elogio de la serie de nuestros antepasados
Hagamos el elogio de los hombres y mujeres de bien que nos han precedido, de la serie de nuestros antepasados. Hombres y mujeres de fe, que vivieron con esperanza, que practicaron la caridad, que encontraron en ti aliento y vida, que nos transmitieron tu presencia viva. Hoy, al recordar a los padres de la Virgen María, recordamos a nuestros antepasados y te doy gracias por ellos. Su recuerdo dura por siempre.
Me uno a la acción de gracias por las personas que me antecedieron.
Ellas, me ayudaron a ser persona, a valorar el pasado como Don de Dios.
Todos tenemos que reconocer que la vida engendra Vida.
Hoy doy gracias por los padre de María Virgen.
Padres de la Virgen María, abuelos de Jesús. Padres y abuelos… ellos han sido nuestros maestros, nuestros guías. Maestros de vida, educadores en el amor. De ellos aprendimos la caridad, la paciencia, la dulzura, la cercanía, la esperanza; nos enseñaron a rezar, a caminar hacia Dios, a amar a los que no nos aman, a perdonar a los que nos hacen daño, a pedir perdón cuando nos equivocamos. Sus palabras y sus caricias nos acompañaron en las soledades, en las lágrimas y en los miedos.
Así serían los padres de María, así quiero ser yo con mi hijo. Hoy recuerdo a mis antepasados, doy gracias y rezo por ser como ellos y enseñar lo que de ellos aprendí. Ellos, junto con los padres de María son y serán mi apoyo y compañía en el camino.