A solas

3 de febrero
Sábado IV

Mc 6, 30-34 Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco

Dos condiciones verdaderas para un descanso en ti: la soledad contigo, el lugar desierto. Sin otra luz ni guía que la que en el corazón arde. Centrado en tu persona, desprendido. Allí, en el desierto, en la soledad, me sigues seduciendo. Y quiero dejarme seducir. Así te conviertes en mi verdadero descanso. En tus manos estoy.