Ardo

7 de abril
Miércoles octava de pascua

Lc 21, 13-35 ¿no ardía nuestro corazón?

Arde. En el fuego de tu palabra. En el misterio de tu presencia misteriosa, escondida, desapercibida, y sin embargo constante en el camino de la vida. ¿Por qué arde mi corazón? Porque tú estás, y me acompañas, y me guías, y con paciencia infinita me sigues conduciendo a ti. En tus manos, Señor, Dios de mi vida.