Adviento IV

4 de diciembre
Miércoles I de adviento

Is 25, 6-10 Arrancará

Arranca, Señor, el paño que cubre mis ojos, arranca, Señor, los velos de mi ceguera, arranca Señor, mi corazón de piedra, aniquila mis muertes con tu vida. Hazme arrullar como una paloma, pues escucho la melodía de tu amor en celo, hazme brincar como un cervatillo, pues olisqueo tu venida lleno de gloria y majestad en la carne pobre y perdida de la humanidad.

12.04

Adviento III

3 de diciembre
Martes I de adviento

Is 11, 1-10 Brotará un renuevo

Y así es, Señor, en medio del invierno tu Iglesia brota renovada en medio de nuestra humanidad, y se muestra como madre llena prudencia, de sabiduría, dando su consejo y su valentía, manifestándose llena de tu amor, juzgando a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados, rica en misericordia. Y todos contemplan admirados, pasmados y enternecidos el obrar de tu espíritu, que nos sigue desconcertando.

12.03

Adviento II

2 de diciembre
Lunes I de adviento

Mt 8, 5-11 Ven

Qué alegría, Señor, cuando escucho tu llamada: ¡ven! Y aunque no la escuche claramente, la intuyo, porque arde en mi corazón el deseo de ti: ¡ven! Y aunque no la escuchara en absoluto querría que el recuerdo de tu gozo me sepultara como los copos de nieve y pudiera morir helado yendo a ti, aún sin saberlo, mi joya y mi gloria, mi danza sin fin.

12.02

Adviento I

1 de diciembre
I domingo de adviento

Is 2, 1-5 Venid

Ven, ven, ven, despierta ya de tu sueño, entra en la claridad del nuevo día, tu salvación está ya más cerca, es inminente, en tus noches se terminan las noches, en tu vida despunta la aurora de la bendición inaudita, del abrazo que te funde y te trae mi salvación. Revístete de mi, de mi luz admirable, del gozo y la alegría con el que ciño tu carne y la hago entrar en mi dicha sin fin.

12.01

Andrés

30 de noviembre
San Andrés

Salmo 18 El cielo proclama la gloria de Dios

El día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su voz y hasta los límites del orbe, su lenguaje. Así pues la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. ¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el evangelio con toda la débil fuerza de su ser, con el altavoz de su silencio, con su vida entregada en respuesta a tu llamada!

11.30

Anciano apocalipsis

29 de noviembre
Viernes XXXIV

Dn 7, 2-14 Un anciano se sentó.

Su vestido era blanco, como la nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego. Un río de fuego brotaba ante él. Superas, señor, toda mi capacidad de verte, de comprenderte, de poseerte. Y sin embargo cada vez que se lo hicimos a uno de estos pequeños a ti te lo hacemos.

Véante mis ojos, Dulce Jesús bueno, véante mis ojos y muera yo luego.

11.29

Levantaos

28 de noviembre
Jueves XXIV

Lc 21, 20-28 Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación

A todos los que viven oprimidos, vejados, ultrajados en su dignidad de seres humanos por la codicia humana, por la idolatría del dinero y del lucro desalmado, a todos los que son esclavizados por el poder del mal, por el egoísmo imperante, por los sistemas económicos que oprimen a la humanidad; a todos los que sufren la guerra de los poderosos, la injusticia de los estados, el hambre de nuestra falta de solidaridad. A todos los que son preferidos de Dios, sin que nosotros los sabemos, la Iglesia tiene que anunciarles el evangelio de la vida: Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación.

11.28

Bendecid al Señor

27 de noviembre
Miércoles XXXIV

Dn 3 Sol y luna, bendecid al Señor.

Ensalzadlo con himnos por los siglos. Todo ser que aliente, alabe al Señor. Por mi voz, todas las criaturas. A ti, Señor, gloria y alabanza por los siglos. Todos los días te bendeciré, y alzaré las manos invocándote. En el silencio de mi corazón, hazme lo que soy: ser para tu gloria.

11.27

Destrucción

26 de noviembre
Martes XXXIV

Lc 21, 5-11 Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra.

Todo será destruido. Incluso las preguntas: ¿para qué tantos afanes?¿para qué tanto agobio por esto y por lo otro?¿Para qué tanta vanidad y tanta vanagloria?¿para qué tanto poder, tanto prestigio, tanto y tanto de nada?¿Dónde deja la muerte todo lo que soy?¿Cómo recibe la vida el ser de eternidades? ¿qué soy sino polvo y vacío? Porque la contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas.

11.26

La viuda

25 de noviembre
Lunes XXXIV

Lc 21, 1-4 Ha echado todo lo que tenía para vivir

Con totalidad. Con radicalidad. Con desprendimiento. Con generosidad. Con magnanimidad. Sin reservar nada. Confiando en tu Providencia. Con naturalidad. Desapercibida, sencilla, real. La viuda: sabed que esta pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”

11.25