24 de noviembre
Sábado XXXIII
Salmo 143 Bendito sea el Señor, mi Roca
Adiestras mis manos para el combate, pones en mi la espada de fuego para vencerme a mí mismo, y derrotarme en ti. Eres mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo. Siempre lo has sido, Señor y Dios mío. Sostén y refugio, con una paciencia infinita, miserando atque eligendo.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
Lee todas las entradas de Nano SM