15 de mayo
Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote
Lc 22, 14-20 Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Hace esto en memoria mía
Recordar tu sacerdocio es recordar la última cena, Señor, y recordar la eucaristía. Saber que nos has dejado tu cuerpo y tu sangre, salvación para todo el mundo. Saber que cada día nos regalas el poder unirnos a ti como ofrenda permanente. Tomar conciencia de u vida entregada que nos da la vida y nos llama a vivir como tú: dándonos por la liberación y salvación de los demás. Cada día hacer esto en memoria tuya.
Tu mejor regalo, Señor, tu Cuerpo y tu Sangre entregado por amor, entregado por todos nosotros. Saber que Tú estás en el pan y el vino que recibimos en la Eucaristía es recordar el AMOR que nos tienes y tener la seguridad que, tal y como dijiste antes de subir al cielo, Tu estarás con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Recibirte en la Eucaristía es alimentarnos de tu amor, alimentarnos de ti, alimentarnos de tu salvación, para que ese alimento nos transforme y podamos decirte: «aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad».