10 de noviembre
Sábado XXI
Lc 16, 9-15 No podéis servir a Dios y al dinero
Son incompatibles. Se repelen. Si tengo en corazón en el dinero, le hago Dios, le adoro, vivo para él, trabajo para él, sueño con él, y a él solo amo. El dinero se convierte en mi amo, me convierto en su esclavo, pierdo mi condición de hombre libre; me olvido de mi prójimo y me olvido de Dios. Si el dinero me domina no hay Dios para mí.
Queridos amigos en nuestro Señor.
Dónde esta tu tesoro ahí tienes tu corazón,
Que sea Cristo ese tesoro.
Nano, gracias, por este encuentro tan fraternal
Que nos edifica, y pensamos cada día un poco más en el Señor.
Que a la definitiva eso es lo que importa.