31 de octubre
Miércoles XXX
Rm 8, 26-30 El espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad
Partir de la debilidad, de la incapacidad, de la realidad de una vida que quiere y no sabe, que desea y no alcanza, que busca y no acaba de encontrar, ni de romper las cadenas que la atenazan. Comenzar reconociendo la fragilidad para dejar que tu Espíritu venga, y transforme, y pida en nosotros lo que nos conviene, y me haga ver que todo sirve para el bien.
Saber que somos débiles nos permite dejarnos ayudar. Es tranquilizador saber que somos ayudados siempre por el Espíritu, «porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene».
Señor, que tu Espíritu me haga saber lo que me conviene, para que todo lo que haga sirva para el bien de los demás y para mi bien.