30 de diciembre
Octava de navidad
Lc 2, 36-40 El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Me admira contemplar tu dinámica en lo oculto. Primero en el seno de María; luego en la pequeña ciudad de Nazareth, donde vas creciendo, robusteciéndote, llenándote de sabiduría. Sin ninguna manifestación especial. En lo cotidiano de cada día, de tu ser niño, de seguir las leyes de la naturaleza. Acompañado de la Gracia de Dios, que actúa aunque nosotros no sepamos cómo. Siendo todo de Dios estabas ya salvando al mundo. Aunque el mundo no se enterara. Como tampoco se enteró de tus milagros, de tu resurrección. Hazme todo tuyo, que tu gracia me acompañe, que sea salvación en Ti, por ti, desde Ti. En lo oculto de cada día.