Dime una palabra

13 de septiembre
Domingo XXIV
Is 50, 5-9 El Señor me ayuda

Dice esto quien está siendo apaleado, quien sufre en su rostro los salivazos de quienes le ultrajan. Dice esto el Siervo de Yahveh, que prefigura tu pasión, Señor. Sigue diciendo esto quien, crucificado, se une a ti. Y se abre contigo al misterio del dolor, de la ignominia, del sufrimiento. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes. Tengo cerca de mi defensor. Es una realidad, desde la fe. Auméntame la fe.

12 de septiembre
Dulce Nombre de María

Ecl 24, 17-22 Mi nombre es más dulce que la miel

Te ofrezco hoy, Jesús, tu propia Palabra, que se encarnó en el seno de María, y que nos muestra lo que la Virgen nos alcanza: “en mi está toda la gracia de camino y de verdad, en mi toda esperanza de vida y de virtud. Venid a mi los que me amáis y saciaos de mis frutos; ni nombre es más dulce que la miel y mi herencia mejor que los panales”

Tu nombre, María, más dulce que la miel. El fruto de tu vientre, Jesús, nuestra herencia deliciosa. Gracias.

11 de septiembre
Viernes XXIII

Tit 1, 1-2.12-14 Cristo derrochó su gracia en mi

Y la sigues derrochando. Continuamente. Mi copa rebosa. Me has dado un lote hermoso. Me bendices y mis carriles rezuman tu abundancia.  Pones al alcance de mi corazón tus delicias. Esa es la realidad, Señor. Independientemente de mi pobre respuesta, de mis miserias, tú eres grande y generoso conmigo, derrochas tu gracia en mi.

10 de septiembre
Jueves XXIII

Col 3, 12-17 Sea vuestro uniforme…

En estos días en que en el hemisferio norte comienzan los colegios, qué hermoso uniforme el que nos propone San Pablo para entrar en el curso revestidos de Ti, Señor.  “sea vuestro uniforme: la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente cuando alguno tenga quejas contra otro. Y por encima de todo el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada”

9 de septiembre
Miércoles XXIII

Col 3, 1-11 Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros

¿Qué es lo terreno que hay en mi? Todo lo que me aparta de ti, Señor, todo lo que me impide ir hacia Ti libre de apegos, desposeído de mi mismo. San Pablo señala algunos aspectos en los que se enloda nuestra condición humana: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia, la avaricia, la idolatría…¿Cuáles añadiría yo?

8 de septiembre
Natividad de la Virgen

Rm 8, 28-30 A los que aman a Dios todo les sirve para el bien

María lo experimentó.  Fue escogida, llamada, predestinada, glorificada. Toda su vida fue una bendición, pues se abrió al bien y acogió la bondad de Dios. Amó sin reservas la voluntad del Padre y por eso nos dio al hijo, fruto bendito de su vientre, Jesús.  Hoy celebramos el nacimiento de tu madre, Señor, de la que te dio a luz. Haznos renacer a una vida de amor a ti,  sin reservas, como tuvo Ella.

7 de septiembre
Lunes XXIII

Col 1, 24-2,3 Así completo en mi carne los dolores de Cristo

Pongo ante ti, Señor, a tantos hombres y mujeres que están crucificados contigo, que sufren una pasión, como la tuya, que  son escarnecidos, despreciados, marginados, injustamente condenados. Muchos de ellos sufren por tu cuerpo, que es la Iglesia. Tanto dolor en la humanidad es incomprensible. Combatir las causas del mal, aliviar al que lo sufre, acercarse a tu cruz. Y permanecer en ella.

6 de septiembre
Domingo XXIII
Mc 7, 31-37 En el colmo del asombro decían: todo lo ha hecho bien

Quiero asombrarme, Señor, al verte actuar en mi vida, en nuestra historia. Quiero asombrarme al comprender que en los acontecimientos de nuestra vida diaria está sembrado tu gracia y tu salvación. Aunque a veces no sepa bien como. Quiero decir, desde mi asombro, como la gente del evangelio de hoy: todo lo haces bien, Señor Jesús.

5 de septiembre
Sábado XXII
Sal 53, 3-4 El Señor sostiene mi vida

Todo prestadas estas palabras, escritas el 12 de abril de 1938, del Beato Fray María Rafael Arnáiz, monje trapense,  cuya canonización está próxima.

“Ya lo tengo todo, Tú, mi Dios, eres el que llena mi alma, Tú mi alegría, Tú mi paz y mi sosiego, Tú, Señor, eres mi refugio, mi fortaleza, mi vida, mi luz, mi consuelo, mi única Verdad, mi único amor”

Es así. El señor sostuvo su vida. Y sostiene la nuestra.

4 de septiembre
Viernes XXII

Lc 5, 33-39  A vino nuevo, odres nuevos

Escucho, Señor, tu evangelio de hoy. Y me quedo preguntándome cuál es el vino nuevo que pones, cada día, en mi vida. Me hago consciente de él, vino bueno, vino de Caná, vino que alegra el corazón, que lo regocija. Y me pregunto cuál es el odre nuevo en el que tengo que guardarlo. Sin respuesta clara, hago silencio en ti.