Pascua III

27 de abril
Miércoles octava de Pascua

Lc 24, 15-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?

Arde mi corazón con tu palabra, Señor, aún cuando no se que es tu palabra; arde mi corazón con tu presencia a mi lado, aún cuando no soy capaz de comprender que caminas conmigo. Arde mi corazón, Señor, porque entra en el lenguaje del anhelo, que intuye que estás, aunque no lo comprenda. Invisible a los ojos, lo esencial se manifiesta cuando partes el pan, y se me abren los ojos del corazón, en el amor.

Pacua II

26 de abril
Martes octava de Pascua

Jn 20, 11-18 ¡María!

Déjame escuchar cómo me pregunta por qué lloro. Déjame manifestar que te he perdido, que no sé dónde te han puesto, que el sepulcro está vacío. Déjame volverme hacia ti, y no reconocerte. Déjame que me preguntes, ahora tú, por qué lloro, a quién busco? ¿No sabes que te busco a ti, que mi alma tiene sed de ti, que te añoro en el amor? Déjame escuchar en medio de mis llantos mi nombre, pronunciado por tu amor. ¡María! Déjame responderte con un acto de fe: ¡Maestro!

Pascua I

25 de abril
Lunes de la octava de Pascua

Mt 28, 8-15 No tengáis miedo, ida a comunicar…

Sin temor. Dar testimonio de tu resurrección, de tu triunfo sobre la muerte, de tu salvación ofrecida. Comunicar con nuestra vida, con nuestra pobre palabra, enriquecida por tu Palabra, con nuestros gestos, con nuestro ser testigos tuyos, con la fuerza de tu Espíritu, que tu eres un Dios vivo que vivificas, salvador, que nos salvas. Que tú eres Dios. No tener miedo. Id y comunciar a la gente que vives en lo cotidiano, en nuestras galileas.

Domingo de Pascua

24 de abril
Domingo de Pascua

Jn 20, 1-9 Pues hasta entonces no habían entendido la escritura, que había de resucitar de entre los muertos.

Hoy es el día de comprender, Señor, de experimentar, de dejar que la vida, tu vida llene lo más recónditos recovecos de nuestro ser y todo se aclare, todo resplandezca, todo adquiera su verdadera dimensión. En medio de nuestras muertes, de nuestras dudas, de nuestras debilidades, tu resurrección nos abre la la plenitud de la verdad: eres Dios resucitado, nos salvas con tu muerte por tu resurrección.
¡Feliz Pascua!¡Verdaderamente el Señor ha resucitado!

Vigilia Pascual

23 de abril
Vigilia Pascual

Llega tu palabra es esta hermosa vigilia de salvación. Y la rumio.

Que exista la luz
La misericordia del Señor llena la tierra
No te has reservado a tu único hijo
Protégeme Dios mío que me refugio en Ti
Aquél día salvó Israel al Señor de las manos de Egipto
Mi fuerza y mi poder es el Señor, el fue mi salvación
Tendrán gran paz tus hijos
Te ensalzaré Señor porque me has librado
Escuchadme y viviréis
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación
El es nuestro Dios y no hay otro frente a él
Señor tú tienes palabras de vida eterna
Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo
Oh Dios crea en mí un corazón puro
Si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.

Ha resucitado, como había dicho

Viernes Santo

22 de abril
Viernes santo

Jn 18, 1-19. 42 E inclinando la cabeza, entregó el espíritu

Escucho tu Pasión, me uno a ella por tu misericordia.  Tu Palabra, que manifiesta tu ser, tu donación, tu limitación, tu abandono en manos de Dios para cumplir su voluntad. Yo soy. Tú lo dices, soy rey. Mujer, ahí tienes a tu hijo; ahí tienes a tu madre. Tengo sed. Está cumplido.

Escucho en silencio, contemplo en silencio. Tu misericordia, Señor, por siempre cantaré.

Jueves Santo

21 de abril
Jueves santo
Jn 13, 1-15 Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo

Aquí se manifiesta la belleza, la bondad, la verdad de tu vida, de tu vida entregada para nuestra salvación. Nos has amado, nos amas, nos amarás, hasta el extremo. No hay gesto más grande de amor que dar la vida. Y lo simbolizas en el gesto más sencillo de servicio, para que aprendamos. Me postro contigo, contemplo, te doy gracias, y adoro.

Miércoles Santo

20 de abril
Miércoles santo

Mt 26, 14-25 Id a la ciudad, a casa de Fulano

Este fulano, cuyo nombre permanece en el anonimato de la historia de la salvación, me representa, Señor. Me pides, ahora que se acerca tu momento, entrar en mi casa y celebrar la pascua en mi casa, con tus discípulos. Quiero abrirte mi casa, mi corazón, mi ser. Quiero que entres, que permanezcas, que bendigas el pan y el vino en mi hogar, que te entregues para unirme a ti.

Martes santo

19 de abril
Martes santo

Jn 13, 21-33.36-38 Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar

Escucho tu palabra, Señor, y se que soy uno de los que te entregan, según mi conveniencia, cada día. Se que te amo y se que te entrego, y me quedo maravillado del amor que pones en mi, permanezco dolorido porque te entrego, entregándome a los poderes y criterios de este mundo tan alejado de tu Reino, de la Buena Noticia de salvación, que te lleva hasta la muerte. Mírame con ojos misericordiosos.