Iglesia

28 de abril
Sábado III de Pascua

Hechos 9, 31-42 La Iglesia…se iba construyendo y progresaba en fidelidad

Al amparo de tu Pascua, Señor. Crece la Iglesia. Y nosotros crecemos en ella. A medida que crecemos en santidad  por el don de tu gracia, tan gratuito, y nuestro esfuerzo, tan cotidiano, la Iglesia se va construyendo en nuestro siglo, y progresa en fidelidad a ti, y se multiplica. Animada por el Espíritu Santo. Hijos e hijas de tu Iglesia somos. Gracias.

Gloria III

27 de abril
Viernes III de Pascua

Hch 9, 1-20 Una luz lo envolvió con su resplandor

Saulo tiene una experiencia directa de ti, no mediada, turbativa, una experiencia mística en lo habitual, montando a caballo, una puerta de entrada en el misterio de tu ser misterio cercano. Esta semana nos abres la puerta de tu presencia resucitada, de tu paz, de tu luz, de tu palabra, del gozo pascual, de tu gloria que habita en medio de nosotros. Son resplandores que nos llegan, que muchas veces nos pasan desapercibidos. Envuélvenos, Señor, con la certeza de tu ser.

Gloria II

26 de abril
Jueves III de Pascua

Mt 5, 13-16 y den gloria a vuestro Padre.

Todo para tu gloria, Señor, todo para mayor gloria de Dios. Que alumbre así nuestra luz, la luz que recibimos de ti, la luz de tu pascua y de tu amor, la luz de luz que eres tú, la luz que alumbra mis oscuridades, de las tinieblas y sombras de muerte, la luz, tu luz, alumbre así a los hombres, para que vean las buenas obras de la Iglesia, las que no aparecen en los medios, las ocultas, y así den gloria a vuestro Padre. Todo para tu gloria, olvidándome de mí.

San Marcos

25 de abril
San Marcos
Mc 16, 15-20 Proclamad el evangelio a toda la creación

Que seamos, Señor, por el don de tu gracia, testigos privilegiados de tu buena noticia en medio de nuestra sociedad, junto a nuestro compañeros de trabajo, entre nuestros familiares y amigos. Que te mostremos y posibilitemos la experiencia directa contigo, mostrando tu rostro, narrando tu historia, tu pasar haciendo el bien, el misterio de tu pascua y de tu amor. Haznos evangelistas en los nuevos aerópagos de nuestra cultura. Testigo de ti, olvidado de mi.

Gloria

24 de abril
Martes III de Pascua
Hech 7, 512,-8, 1 Vio la gloria de Dios

Esteban, judío de nacimiento, ve lo impensable para un judío, lo inconcebible, lo que hace morir a hombre que lo pretende: tu Gloria, Señor. Esteban, lleno de espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios. Fijar la mirada, contemplar, mirar a lo alto de donde viene la luz, entrar en lo profundo, donde reside tu espíritu Santo en mí, y comenzar a ver en lo habitual el rastro de tu gloria. Entre nosotros.

Me buscáis

23 de abril
Lunes III de Pascua

Jn 6, 22 Os lo aseguro, me buscáis
Te busco; Señor, y lo se. Y mis anhelos son retorteros de ausencias enamoradas. Te busco también cuando no se que te busco, cuando distraídamente me busco a mí, cuando te busco donde se que no te puedo encontrar. Te busco cuando ardo en deseos de vida y eternidad, cuando soy sencillo y humilde, o lo intento. Te busco, Seor, como la flecha busca la diana. Solo tengo que dejarme disparar por ti.

Paz a vosotros

22 de abril
III domingo de Pascua

Lucas 24, 35-48 Paz a vosotros
Desde hace dos semanas, Señor, me estás ofreciendo tu paz, la paz de tu presencia resucitada, la paz de tu palabra, la paz de tu eucaristía, la paz de la comunidad cristiana, de la Iglesia, la paz que disipa los miedos y las dudas, aunque existan, y les deja marchar como una nube pasajera. La paz profunda, inalterable, la paz de ser en tu vida sin fin. De gozar la dicha de tu amor.

Cundir

 

 

21 de abril
Sábado II de Pascua

Hechos 6, 1-7 La palabra de Dios iba cundiendo

Tu palabra, Señor, su fuera arrolladora, silenciosa como la suave brisa, eficaz, fecunda. Tu palabra que hace surgir vida donde hay muerte, que crea y recrea todas las cosas, que sana y salva, que acaricia y golpea, que llega hasta cada uno de nuestros corazones, hasta el centro de la sociedad, y comienza a cundir. Que como María nos abramos a tu Palabra.

 

 

Sólo

 

20 de abril
Viernes II de pascua

Jn 6, 1-15 Se retiró otra vez a la montaña, él solo.

Te retiras, Señor, porque sabes que te van a hacer rey y quieres ser rey en  el trono de la cruz, no del prestigio. Te retiras para estar en intimidad amorosa, atenta, obediente, con el Padre. Te retiras después de haber saciado a la multitud, tan hambrienta, tan en búsqueda. Te retiras de nuevo a la montaña, donde habita la soledad sonora, la fuente que mana y corre. En soledad pones tu nido. Cobíjanos bajo tus alas. Aliméntanos.

Testigos

19 de abril
Jueves II de pascua

Hechos 5, 27-33 Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo

¿Testigos de qué? El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión, con el poder de los pecados.
Este es el anuncio de los apóstoles. ¿Cómo sigo anunciado yo hoy, dos mil años después, tu resurrección?