Prueba

13 de febrero
Lunes VI

Santiago 1, 1-11 Sabed que el ponerse en prueba vuestra fe os dará constancia

Pongo ante ti, Señor, a todas las personas que están atravesando por una noche oscura, que no son capaces de salir de ella con ansias y en amores inflamadas pues viven la oscuridad como algo atenazante, envolvente, asfixiante. La oscuridad de la fe, la sensación de  tu abandono, del sin sentido sin el absoluto hasta ahora presente. Dales la constancia y la seguridad de tu amor, la esperanza de la luz.

Gloria

12 de febrero
Domingo VI

I Cor 10, 31-11,1 Hacedlo todo para gloria de Dios

Este es mi deseo, Señor, hacedlo todo para tu gloria, vivir teniendo presente tu alabanza, despertarme para cantar tu maravilla, amanecer en la claridad de tu presencia, que me acompaña a lo larga de todas las acciones, pensamientos y sentimientos de cada día. Hacer con sencillez lo que hago sin pensar que lo hago, ser en ti, respirarme en ti, dejar que me respires. Para tu gloria.

Ábrete

 

10 de febrero
Viernes V

Mc 7, 31-37 Effeta

¡Effeta! ¡Ábrete! No sigas cerrado en tus propias claustrofobias. Ábrete. Airea tu interior con los vientos del espíritu que trae la realidad. Ábrete, dialoga, escucha, acércate al horizonte, déjate interpelar por lo que llega cada día, envuelto en el periódico, en los rostros que te cruzas, en las personas con las que te relacionas, en mi Palabra. Ábrete, no cierres tu ser al ser vivo que hay en ti cuando te abres a Mi y a tus hermanos. Eso me dices, Señor.

 

Desviado

9 de febrero
Jueves V
I Re 11, 4-13 había desviado su corazón del Señor Dios

¡Qué realidad más constatable en la propia existencia, Señor, la conciencia de desviar el corazón. El corazón que es el órgano de la vida, la fuente del amor sincero, el impulso vital que me mantiene capaz de dirigirme a ti. El corazón desviado, el corazón partido, hecho añicos por el pecado de perder su referencia, su propio ser corazón. Que no es otro que amarte, celebrarte, adorarte, recibir en su cuenca el don de tu amor.

Enigma

8 de febrero
Miércoles V

I Re 10, 1-10 Fue a desafiarle con enigmas

 Y se me ocurre, Señor, que nuestro mundo, nuestra sociedad, nuestra economía, nuestra política, son un poco como la reina de Saba con Salomón:  acuden para  desafiar con sus enigmas, con sus misterios incomprensibles.  Eso sí, el enigma mayor es mi propio ser ante ti. Si te escucho, en un silencio que lo abarca todo, más allá de cualquier ciencia, trascendida ésta, tú resuelves todas mis dudas. No hubo cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.

Templo

 7 de febrero
Martes V

I Reyes 8, 22-23.27-30 Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo, Señor

Díos mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre.¡ Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio!  Y dicen, Señor, que  te referías al templo de tu cuerpo. Somos templos tuyos, en nuestro cuerpo. Y ahí es donde tenemos que adorarte, en espíritu y verdad. Y dirigirnos a ti desde el templo de tu Iglesia santa.

Borde del manto

6 de febrero
Lunes V

Mc 6, 53-56 Le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto

Tocar el borde de tu manto, Señor. A eso aspiro. Vislumbro tu presencia, que se acerca alentadora. Signo de vida. Esperanza deseada. Transformación. Plenitud. Luz. Unión. Cercanía salvadora. Extender mi mano para encontrar el borde de tu manto. Sin otra aspiración, sin otra pretensión, pobrecito esclavito indigno. Hallarte. Y quedarme con la reliquia de tu amor. Desde el borde de tu manto.

Sin esperanza

5 de febrero
Domingo V

Job 7, 1-4.6-7 Mis días se consumen sin esperanza

El libro de Job siempre pone ante mis ojos, Señor, a tantos hombres y mujeres cuyos días se consumen sin esperanza, encerrados, sin horizontes vitales, con la conciencia que la trama de su existencia se está cortando sin remedio. Sin posibilidades, aparentemente sin capacidad de transformación, en la noche oscura de sus desvelos. Y ahí estás tú, Señor. Ofreciendo siempre una posibilidad de encuentro inexplicable, que va más allá.

Sitio tranquilo

4 de febrero
Sábado IV

Mc 6, 30-34 Venid vosotros solos a un sitio tranquilo

Tiempo solo para ti, tiempo para estar solo contigo, tiempo abundante cada día de intimidad y unión inexplicable en medio de los ajetreos idas y venidas, en medio de una vorágine que continuamente ofrece vías de escape al ser profundo. Tiempo gratuito que tú me ofreces, dispuesto siempre a que acuda a ti y en ti descanse mi vida, aunque yo no sepa bien como.Sitio tranquilo.