Epifanía

6 de enero
Epifanía del Señor

Mt 2, 1-12 Vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron.

Como los Reyes Magos me acerco hasta el niño, que recibo de la mano de María, su madre. Caigo de rodillas ante ti, Señor, y te adoro. Pongo mi vida postrada a tus pies.

Quiero adorarte con mi palabra y con mis obras, al igual que quiero amar así. Quiero adorarte a ti porque eres Dios y a ti en el servicio de mis hermanos.

El mensaje

5 de enero
Tiempo de navidad

1 Jn 3, 11-21 Este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.

Este es el mensaje que Jesús, desde el momento de su nacimiento, por el mismo hecho de nacer, nos está diciendo: el mensaje del amor. Una vida entregada, una vida ofrecida con amor. Una vida que alcanza su plenitud en el amor. Sabiendo que el que no ama permanece en la muerte.

Y el consejo del apóstol: no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. A ello estamos invitados.

El Mesías

4 de enero
Tiempo de navidad

Juan 1, 35-42 Hemos encontrado al Mesías

Este es el mensaje que transmiten Pedro y Andrés cuando, al haber recibido la llamada de Jesús, se acercan a él, van con él, ven cómo Jesús vive y deciden quedarse, seguirle, y caminar con él por esta tierra.

Hemos encontrado al Mesías, nosotros también. En Navidad se hace más patente que en otras épocas del año. ¿Cómo lo transmitimos?

Amor de Padre

3 de enero
Tiempo de navidad

1 Jn 2, 29-3,6 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!

Contemplo el misterio de Belén: María y el niño. Miro el amor que nos ha tenido el Padre para darnos a su hijo y darnos la salvación. Miro su amor hecho carne en Jesús, nacido de María. Miro a este niño, hijo de Dios, que nos hace hijos con él.

Miro y contemplo tanto misterio, Dios mío, me admiro. Me acerco al silencio de Belén y te agradezco, en silencio, tanto don.

La vida eterna

2 de enero
Tiempo de navidad

1 Jn 2, 22-28 Esta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna.

Es lo que nos has traído, Señor, la oferta de la vida eterna. Vida eterna para cada uno de los días de este año. Vida eterna en cuya perspectiva nos podemos situar cada uno de los días de este año. Abrir cada día al tiempo eterno nos hace tomar conciencia de tu presencia en lo cotidiano. Tú estás aquí en nuestra historia. Has participado en ella y la has abierto a la vida eterna.

Abrir cada día y cada instante a tu presencia. Entrar en la vida y participar en tu vida eterna.

Te conceda la paz

1 de enero de 2007
Santa María Madre de Dios

Números 6, 22-27 El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.

Empezamos el año con la bendición del Señor, que derrama su vida abundante sobre nuestra vida y nos ofrece protección, luz. Favor y paz. El Señor se fija en ti y te ofrece una de estas palabras. ¿Cuál es la que necesitas para el futuro más inmediato?

Que me alcance tu favor, Señor. Que tu favor me ilumine. Que tu favor me alcance la paz. Y que la transmita. Como hizo María, bendecida por ti, fuente de bendición en Jesús.

Sagrada Familia

31 de diciembre
Sagrada Familia

Lc 2, 41-52 Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios y los hombres

Jesús crecía al amparo de su familia. Miro el portal de belén y veo una familia. Miro Nazareth, donde Jesús pasa sus primeros años, donde se va formando como persona, y me acerco al misterio de una familia que forma, que sostiene, que mantiene, que enseña…una familia en la entraña misma del amor, una familia donde Dios, hecho hombre, se humaniza aún más. Pongo ante ti, Señor, a todas las familias, a la mía, a las nuestras. Crece en ellas. Amén.

Crecía en lo oculto

30 de diciembre
Octava de navidad
Lc 2, 36-40 El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Me admira contemplar tu dinámica en lo oculto. Primero en el seno de María; luego en la pequeña ciudad de Nazareth, donde vas creciendo, robusteciéndote, llenándote de sabiduría. Sin ninguna manifestación especial. En lo cotidiano de cada día, de tu ser niño, de seguir las leyes de la naturaleza. Acompañado de la Gracia de Dios, que actúa aunque nosotros no sepamos cómo. Siendo todo de Dios estabas ya salvando al mundo. Aunque el mundo no se enterara. Como tampoco se enteró de tus milagros, de tu resurrección. Hazme todo tuyo, que tu gracia me acompañe, que sea salvación en Ti, por ti, desde Ti. En lo oculto de cada día.

Mandamiento

29 de diciembre
Octava de navidad
1 Jn 2, 3-11 Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado

Estos días he dicho que escucho tu Palabra. Estos días he recibido tu luz. Juan me explica lo que es escuchar y estar iluminado: Os escribo un mandamiento nuevo, pues las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

Santos inocentes

28 de diciembre
Los santos inocentes
Mt 2, 13-18 Levántate, coge al niño y a su madre, y huye…

Pongo ante ti, a todos los niños inocentes del mundo, ¡tantos!, que siguen siendo perseguidos por el Herodes de nuestra insolidaridad, de nuestro egoísmo, de nuestro consumo desaforado que impide un desarrollo sostenible. Niños que huyen del hambre y vienen en pateras y cayucos hacia nuestra abundancia; niños que conocen el desarraigo, la pobreza, el temor de la huída, el perder las raíces, la cultura…niños que sufren nuestra injusticia, que son nuestras víctimas, que huyen en la noche, que se adentran en las nuestras.