3 de octubre
XXVII domingo
Gn 2, 18-24 No es bueno que el hombre esté solo
Nos has creado, Señor, para el encuentro, la comunicación, el diálogo franco y transparente, el hacernos don para los demás. No es bueno que esté solo, que me encierre en mi mundo, que me desentienda de la realidad, de mis hermanos. Cuando soy en relación, soy fecundo. Siempre en ti.