Juan Bautista

24 de junio
Nacimiento de San Juan Bautista

Is 49, 1-6 Te hago luz de las naciones…

…para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Nos regalas esta frase de tu Palabra, Señor, frase que claramente se aplica a ti, y que de alguna manera, precursora, se aplica a Juan, el más grande nacido de mujer. Juan que te proclama ya próximo, Juan que llama a la conversión, Juan que anuncia con su vida y su muerte la centralidad de tu ser en su ser profeta. Gracias por Juan , Señor.

Frutos

23 de junio
Miércoles XII
Mt 7, 15-20 Por sus frutos los conoceréis

En primavera hay veces que no acierto, en mi ignorancia, a distinguir los frutales: si son manzanos, perales, albaricoqueros, melocotoneros, guindos…Basta tener paciencia y esperar que avance el tiempo que se vaya perfilando el verano. El fruto muestra lo que el árbol es, lo permite conocer. Así, te una manera tan sencilla, nos hablas, Señor, de nuestra vida y de nuestras obras.

Trato

22 de junio
Martes XII

Mt 7,12-14 Tratad a los demás como queréis que ellos os traten

Nos das un consejo, Señor, de sentido común. Un consejo que se convierte en la regla de oro de la moral. Un consejo que debería ser sencillo de cumplir. Y sin embargo qué imposible resulta a veces, más sin la ayuda de tu gracia. Si quiero ser amago, quiero amar. Si quiero ser escuchado, escuchar; acogido, acoger…y así ir conjugando todos los verbos que constituyen el entramado de una vida feliz.

La mota

21 de junio
Lunes XII

Mt 7, 1-5 ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano?

Porque soy mezquino, Señor, porque a veces siento envidia, o celos, porque me siento inseguro, porque no se cómo descargar la agresividad que me domina, por mi soberbia, por considerarme siempre el mejor, por…hay tantos motivos por los que me aparto de mirar con tu mirada de misericordia…Purifícame, Señor.

Vestido de Cristo

20 de junio
Domingo XII
Ga 3, 26-29 Os habéis revestido de Cristo

Vestidos los dejó de su hermosura…así, Señor, nos has revestido de tu misma persona, de tu luz, de tu bondad, de tu blancura, de tu santidad, en el momento del bautismo. Nos has ceñido con tu amor. Nos has regalado un traje de gloria y majestad. De humildad y de cruz. Vestido por ti. Gracias.

Agobio

19 de junio
Sábado XI

Mt 6, 24-34 ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse…

…puede añadir una hora más al tiempo de su vida? Ni un a hora ni un minuto, y sin embargo, Señor, cuánto agobio inútil en la vida, cuanto estrés, cuánta preocupación vana, cuánta energía mental y afectiva, emocional y sensitiva gastada en viento y polvo. ¿Dónde está el origen de mi agobio? ¿En qué pliegue recóndito de mi yo? ¡Sálvame de mí mismo, Señor!

Tesoros

18 de junio
Viernes XI

Mt 6, 19-23 No atesoréis tesoros en la tierra…

¿Cuáles son mis tesoros? ¿Dónde los acumulo? ¿Qué hago para obtenerlos? ¡Cuánto tiempo, cuanta energía, cuánta preocupación por las riquezas que las polillas se comen, que no me van a acompañar a la tumba! Pon mi corazón junto a ti, Señor,  mi corazón que es tu tesoro, pues donde está mi tesoro está mi corazón.

Orar II

17 de junio
Jueves XI

Mt 6, 7-15 Cuando recéis, no uséis muchas palabras

Nos muestras el camino de la oración. Sin muchas palabras, sin muchas devociones, sin muchas prácticas, aunque todas ellas sean mediaciones interesantes para comenzar. Simplemente diciendo Padre nuestro, desde la filiación en ti. Unidos en el amor, recibiendo amor en el ser. Sin palabras, desde el corazón. Enraizados en tu nombre: Señor Jesús, hijo de Dios…

Orar I

16 de junio
Miércoles XI

Mt 6, 1-6.16-18 Tú cuando vayas a rezar….

Sigues educándonos, Señor, a través de tu Palabra en el sermón de la montaña.  Nos educas a hacer las cosas desde lo profundo, en lo oculto, no para ser vistos ni apreciados…Y nos invitas a guardar en la intimidad más sabrosa, silenciosa y escondida lo que estamos llamados a ser: seres unidos a ti en la oración, amantes tuyos que aprenden lo sabroso del amor, para amar como tú en nuestro mundo. Gracias.

Amad al enemigo

15 de junio
Martes XI

Mt 5, 43-48 Amad a vuestros enemigos

Voy a dejar un rato de silencio, un breve momento o una larga existencia, para darme cuenta lo que significa tu petición en mi vida. Voy a tratar de conjugar el verbo amar en primera persona del singular ante las personas más cercanas o más lejanas que considero enemigas. Voy a comenzar poniendo en práctica algo más fácil: rezar por ellos. Si rezo por ellos, ¿cómo puedo ser su enemigo?

Hoy celebran sus bodas de plata mi hermana y mi cuñado. Rezad por ellos. Por su unión en el amor.