25 de octubre
Miércoles XXIX
Rm 6, 12-18 No seáis súbditos de los deseos de cuerpo
De eso se trata, Señor, que los deseos no me esclavicen, que los deseos no me separen de ti, que solo desee lo que me mueva más a amarte y servirte. Soy consciente de que no siempre es así. Pon en mi deseo de ti, de tu amor, de entregarme más a mis hermanos, especialmente a los más necesitados. Que no me domine el deseo que me separa de ti.