A Dios

23 de abril
Jueves II de pascua

Hch 5, 27-33 Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres

Obedecerte a ti, Señor, en medio de una sociedad indiferente a todo lo tuyo, en un mundo que desconoce  el don que nos ofreces con tu pascua, la vida de plenitud a la que nos llamas. Obedecerte a ti, Señor, en medio de una sociedad tantas veces predispuesta negativamente a ti, a lo que viene de tu cuerpo, que es la Iglesia. Obedecerte: escuchar tu Palabra, entrañarla, darla como luz, resucitada  resucitadora, al mundo. Como hizo María.

0423

Un modo de vida

22 de abril
Miércoles II de  pascua

Hch 5, 17-26 Explicad al pueblo este modo de vida.
Tú nos liberas de nuestra propia prisión, como a los apóstoles tras la pascua, para que vayamos al pueblo y expliquemos el modo de vida al que nos llamas, que nos ofreces con la ayuda de tu gracia. Ser resucitados en ti, dar testimonio de tu amor, pues tanto has amado al mundo que nos has dado a tu hijo para que tengamos la vida verdadera, la vida eterna. Ayúdanos tú, Señor, a ser testigos.

0422

Grupo de creyentes

21 de abril
Martes II de pascua
Hch 4, 32-37 En el grupo de creyentes…

…todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Fruto de tu resurrección, Señor, la comunidad cristiana, la Iglesia, congregada por ti. Hombres y mujeres nacidos de nuevo, llevados por el soplo de tu espíritu, que no tienen ya el corazón de piedra sino el corazón de carne resucitada, y por eso son uno.  Haznos así, Señor, en la Iglesia: donantes de vida en el compartir.

0421

Nacer de nuevo

20 de abril
Lunes II pascua

Jn 3, 1-18 El que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios

Con tu resurrección nos ofreces un nacimiento nuevo: donde hay muerte, pones vida; donde luz, oscuridad; donde tristeza, alegría; donde dolor, consuelo; donde pérdida, encuentro; donde escepticismo, esperanza; donde duda, fe; donde vejez, un recién nacido, un resucitado a la vida. Así me permites nacer de nuevo, contigo, en esta Pascua florida.

04203

Tu paz

19 de abril
Domingo II de pascua

Jn 20, 19-31 Paz a vosotros

Es tu saludo pascual. Es el fruto de tu presencia. Es el don de tu resurrección. La paz que llena de alegría mi corazón, porque estás vivo, y me muestras lo que no se ver: tus manos y tu costado. Me ofreces tu paz, antes de enviarme. Me ofreces la paz para que mi tierra se abra a tu Espíritu Santo, y germine el don de tu vida en mi vida, y lo de al mundo. Gracias, Señor, por tu paz.

0419

Pascua VII

18 de abril
Sábado de la Octava de Pascua
Mc 16, 9-15 No la creyeron


Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo habían visto, no la creyeron…también otros dos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último se apareció Jesús a los Once, cuando estaban en la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído  los que le habían visto resucitado. Igual que hoy.
Y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación” Mandato que recibimos también hoy. Porque también hoy, en este día de Pascua, se nos anuncia que has resucitado.”

0418

Pascua VI

17 de abril
Viernes Octava de Pascua
Jn 21, 1-14 Es el Señor

No tengo pescado, Señor, que ofrecerte. Solo tengo lo que tú me das. La palabra que el discípulo al que tanto querías, tan lleno de tu amor, me dice al ver la red repleta de peces. “Es el Señor”. Solo el amor te reconoce en la carencia y en la abundancia, en la salud y en la enfermedad,  en toda ocasión. Eres tú, el Señor, y quiero desnudarme de todo lo que no sea el amor para recibir tu amor resucitado y poder decir: ¡Verdaderamente ha resucitado el Señor!

0417

 

Pascua V

16 de abril
Jueves octava de Pascua

Lc 24, 35-48 Paz a vosotros

Otro don de la Pascua: la paz, que nos dejas y nos das. Paz que recibo de ti, cuando te reconozco como Señor y dador de vida. Paz cuando, unido a tu cruz, recibo en mis muertes el don de la vida verdadera. Paz cuando te escucho preguntar: ¿por qué os alarmáis, por qué surgen dudas en vuestro interior? La paz que es tu don, señor. Hazme instrumento de tu paz, pues verdaderamente has resucitado.

0416

Pascua IV

15 de abril
Miércoles octava de pascua

Lc 24, 13-35 ¿No ardía nuestro corazón…?

¿No arde mi corazón cuando, por el donde la fe, se te sin saber cómo vivo en mí? ¿No arde mi corazón cuando escucho tu palabra?¿No arde mi corazón con el don de la Iglesia? ¿No arde mi corazón al celebrar la eucaristía? ¿No arde mi corazón al contemplar el testimonio de tus santos, que dan la vida contigo y en ti poseen la vida verdadera? ¿No arde mi corazón al saber que peregrino en este mundo caminas conmigo? Entonces, si tanto arde mi corazón, ¿por qué no grito con mi vida, “es verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido”?

0415

Pascua III

14 de abril
Martes octava de Pascua

Jn 20, 11-18 María Magdalena fue y anunció

Es la consecuencia inmediata de verte resucitado: transmitir que te hemos visto, que la muerte no tiene dominio sobre Ti, que vives entre nosotros, que podemos abrir los ojos y reconocerte, los oídos y escucharte, que cambias nuestro luto en danza…Dar testimonio de Ti, Cristo amado, y de la profundidad inmensa de tu amor que se ha entregado hasta la muerte  para salvarnos, para darnos vida desde más allá de la muerte. Anunciar a todos los hombres y mujeres cercanos y lejanos, Verdaderamente Cristo ha resucitado, aleluya.

0414